Optamos por una labor social suscitadora de pensamiento e instauradora de procesos de fuerza liberadora. La acción quiere pensamiento. Los proyectos, en su misma criticidad y eficiencia, se afianzan en un impulso de capacitación y fundamentación. Creemos en la dimensión profética de las experiencias existenciales que nos encienden en niveles nuevos de comprensión de lo real y lo posible. Adentrarse en la complejidad de realidades humillantes implica traer nuevos niveles de concientización y conocimiento de las posibilidades que encierran. Las situaciones y experiencias críticas padecidas generan energías y sentimientos de dignidad y justicia.
La dimensión sociocultural es presencia del reino, dinamismo evangelizador, unción de Espíritu que nos constituye en signos, en acción y profecía de un futuro que abre camino de promesa al hoy. Recorremos la historia como humilde alternativa humanizadora en apertura y diálogo, complementariedad y colaboración sincera con otras iniciativas. Caminamos hacia una conciencia global que nos configura en una relacionalidad y comunicación verdaderamente interdependiente y estructural, capaz de constituirnos en una única humanidad lanzada a alumbrar justicia, riqueza y sociedad